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A la montaña se va a pasarlo bien. XII Marxa al Terme de Vilafamés

Llegada a una meta espectacular (foto del Ayto. de Vilafamés)


Ya habían pasado varios meses desde mi última y problemática participación en una carrera de montaña y me sentía algo inquieto antes de acudir a Vilafamés a participar en la XII Marxa de Montaña, competitiva de catorce kilómetros.

Todo este tiempo había estado compitiendo en carreras de asfalto cortas, de 7 a 10 kms, buscando mejorar tiempos. Algo que nada tenía que ver con lanzarse a los caminos pedregosos del monte a ver que sale. Pero a pesar de eso, todos estos meses estuve entrenando a partes iguales en la montaña como en asfalto por lo que aunque no había competido en eventos, sí que me sentía a gusto en ese terreno.

Acudí felizmente invitado por la organización de la carrera, a raíz de las jornadas culturales de Vilafamés en las que pudimos reflexionar sobre las implicaciones de correr descalzo. Tenía la opción de participar en la prueba de 30Kms que se celebraba de forma paralela pero desistí porque aún consideraba que no estaba preparado para asumir con eficacia esa distancia en montaña. Mi planteamiento actual es que no subiré de distancia en montaña hasta que no me sienta muy fuerte en la anterior.

Y así, a las ocho de la mañana comenzó todo de nuevo. Acometí las primeras cuestas con mucha tranquilidad y al mismo tiempo con brío pues los primeros caminos no eran especialmente agresivos. Incluso me llamó mucho la atención que en el primer kilómetro era un pavimento de piedras bastas y en ocasiones enormes, muy rústico pero con una fascinante armonía. Iba saltando de piedra en piedra como si de un juego se tratase.

Hasta que no aparecieron senderos muy escarpados no me planteé desplegar los bastones pues me deslizaba con facilidad sorteando los obstáculos del camino. Los pies lejos de machacar el terreno fluyen por las irregularidades repartiendo su fuerza con enorme eficiencia. Y así, ya fuese grava, piedras sueltas, agarradas, barro, charcos, vegetación, todo era integrado en un paso ágil, en una carrera rápida, en saltos puntuales y todo se iba encadenando en un baile dinámico que se tragaba los kilómetros sin sentir.

Parecía claro que la acumulación de entrenamiento en montaña de estos últimos meses me había dado más soltura porque la sensación de cansancio era muchísimo menor que en pruebas anteriores. De todas formas, me lo tomé con mucha tranquilidad, parándome a charlar tranquilamente en los puestos de avituallamiento con sus integrantes que mostraban una sana curiosidad por cómo podía correr así por aquel terreno. También paré alguna vez a hacer fotos a las preciosas vistas que se iban presentando. Todo ello me llevó a perder unas cuantas posiciones, pero me daba igual, había ido allí a pasar una buena mañana, a correr y también a gozar de la oportunidad de conocer aquellos hermosos caminos.

Y así, corriendo y disfrutando llegué de nuevo a Vilafamés entrando por la parte más cercana al castillo. Allí me llevé el mejor regalo de la carrera, los hijos de los organizadores estaban animando a los corredores que iban llegando y al verme descalzo, les gustó tanto que me acompañaron durante el último kilómetro hasta la línea de meta. Así llegué con un séquito de alegres criaturas que saltaban a mi alrededor. Al atravesar la meta fue una auténtica fiesta porque el locutor que animaba el evento me hizo un gran recibimiento con entrevista incluida. Eso junto al enorme y suculento bocata con las obligatorias cervezas me hizo sentir que más que a correr me había ido de fiesta.

Los catorce kilómetros de cuestas pedregosas habían pasado con una suavidad inesperada y yo me sentía genial. Me fui a casa con la satisfacción de haber recuperado el hilo de mi progresión en las pruebas de montaña. La sorpresa vino cuando al día siguiente me avisaron de que al irme y no quedarme a la entrega de premios me había perdido subir al podium a recibir el tercer puesto en categoría master. Me quedé a cuadros porque no me imaginaba esa posibilidad. Vi la clasificación y así era, aun habían llegado participantes después de mí y se dio esa circunstancia. En todo caso fue otro gran regalo que me sirvió para quitarme la espinita que tenía con las carreras de montaña. Ahora siento con más fuerza que todo es posible en este terreno yendo descalzo.
A la montaña se va a pasarlo bien. XII Marxa al Terme de Vilafamés A la montaña se va a pasarlo bien. XII Marxa al Terme de Vilafamés Reviewed by evocion on octubre 05, 2016 Rating: 5

2 comentarios

  1. Grande Emilio! poco a poco pero hacia adelante!!! enhorabuena!!!

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    1. Gracias Pere, este es un camino de evolución lenta pero muy sustanciosa, como las buenas comidas :)

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