Poder descalcista. 10K Volta a Peu a Almussafes

Fotos de la Volta a Peu de Almussafes 2017

Ayer volví de nuevo al circuito de carreras 10K. No pude resistirme más a correr una distancia en la que siempre me lo había pasado muy bien. Tras más de dos meses corriendo casi de forma exclusiva por la montaña el cuerpo me pedía de nuevo el subidón adrenalínico de la competición al galope. Así que volví por Almussafes en la cuarta oportunidad que corría en esta prueba muy bien organizada por su ayuntamiento, con gran generosidad en una de las pocas pruebas gratuitas que quedan.

Como en otras ocasiones coincidimos mi amigo Àngel Abella y yo y eso era garantía de más diversión. Àngel está haciendo una magnífica temporada y de momento está clasificado en primera posición en el Circuito de la Ribera del Xúquer. Yo después de mi temporada maratoniana y montañesa sabía que tenía mucho trabajo que hacer para recuperar mi velocidad, pero todo es empezar.

La tarde estaba siendo muy calurosa, con 30º y una enorme humedad. Ideal para cocer marisco pero no tanto para correr. De todas formas, es lo que hay por aquí y tampoco nos íbamos a quejar por ello. Correr descalzo con el suelo tan caliente por suerte dejó de ser un gran problema hace tiempo y mientras calentábamos tanto Àngel como yo estábamos mucho más cómodos en movimiento que parados.

Así que a las siete y media nos apelotonamos setecientos corredores para comenzar a correr y a sudar. Le pregunté a mi compañero qué pensaba hacer y bueno, aunque no estaba en mis cálculos igualarle le comenté que le seguiría hasta dónde pudiese. 

Nos situamos en primera línea de salida, sin complejos y con ganas de disfrutar. Àngel estaría ya en primera línea toda la carrera. Kike Moret dio la salida y nos disparamos en los primeros metros. Me situé con el grupo inicial y aguanté a 3:29 durante casi un kilómetro, luego los pies negros de mi amigo se fueron alejando poco a poco. Pero yo estaba contento, me había lanzado bien y llevaba muy buen ritmo. Los primeros kilómetros pasaban feroces bajo mis pies descalzos, el suelo quería quemarme, pero no lo conseguía porque estaba más en el aire que en contacto con el suelo. Mucha gente mostraba su asombro de que dos corredores descalzos estuviesen tan bien situados en el conjunto de la carrera. Esa era la realidad.

A partir del kilómetro cinco y seis fui aflojando bastante. Notaba que me faltaba trabajo en esa distancia y la potencia inicial me era imposible mantenerla. Estaba sudando a mares y dejaba un reguero de gotitas tras de mí. La verdad es que el calor resultaba muy opresivo y sin llegar a sentirme mal sí que me notaba muy al límite. En los últimos kilómetros fui regulando las fuerzas y aunque me iban pasando corredores de una forma continua nunca fueron demasiados ni demasiado rápido. Eso me daba la idea de que estaba manteniendo el tipo con dignidad y me alegraba sentirme con control de la situación.

En el último kilómetro aún tuve ánimo para apretar un poco y al menos mantener el tipo. Al llegar a meta vi que iba a rebasar los cuarenta minutos por unos pocos segundos (40:10). No era un buen tiempo para mí, pero dadas las circunstancias era muy aceptable y un buen punto de partida para seguir mejorando en los próximos meses. En la meta me esperaba Àngel. Nos dimos un abrazo y ya nos fuimos a reponernos en el estupendo espacio lleno de refrescos, sandías y cerveza. Él había quedado séptimo de la clasificación general y tercero de la categoría de Veteranos A, yo por mi parte, había quedado el 38 de la general y primero de Veteranos B, lo que me parecía maravilloso.

Al final en la entrega de trofeos, el segundo clasificado de mi categoría también era minimalista, con lo que parece que dejar a nuestros pies lo más sueltos posible se está comenzando a imponer. Yo cada vez tengo más claro que correr descalzo es muy poderoso y sobre todo en las sensaciones que tienes en todas la partes de esto que es correr.

Track de la Volta a Peu de Almussafes y resultados detallados